Con el paso del tiempo y dada la relevancia de las
PYMES (pequeñas y medianas empresas) en las economías nacionales, se vio la
necesidad de trasladar el concepto de RSC al ámbito de las PYMES. A pesar de
que el impacto que provoca una multinacional no es comparable con el causado
por una PYME, estas últimas no están
exentas de riesgos y deben interiorizar estos procesos, ya sea por
convencimiento propio, o por imposición de factores/agentes externos como son
los clientes, en muchos casos, grandes empresas que extienden sus políticas de
RSC a toda la cadena de valor.
Según la Guía de la RSC para las PYMES realizado por
el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, más allá que dentro del
concepto de PYME se engloba empresas de muy diversas características, en
general, podríamos considerar que todas ellas presentan ventajas y
desventajas comunes derivadas de las
propias característica básica que las definen y determina las siguientes
ventajas y desventajas.
Ventajas:
- Proximidad: con la comunidad donde desarrollan su
actividad y trabajadores.
- Agilidad: estructuras que le permiten reaccionar a
los cambios y le permiten una comunicación más directa y eficaz, en otras
palabras, menos burocrático que las empresas multinacionales donde, por lo
general, hay una estructura jerárquica que genera lentitud en los procesos de
cambios.
- Impulsora de innovación: detecta mejor los nichos
de mercado.
Así, podemos afirmar que la RSC para la PYME se
convierte en una ventaja competitiva al constituir un factor de diferenciación
cada vez más demandado por diferentes interlocutores y puede ser una
herramienta válida capaz de generar valor en la empresa y en la sociedad con la
que convive, permitiendo su sostenibilidad a largo plazo.
Desventajas:
- La PYME no siempre tiene capacidad para una acción
continua y estructurada, por lo general desarrollan actividades aisladas de
acción social, como por ejemplo, donación de mercancía sobrante.
- Tienen recursos limitados (humanos y económicos)
que dificulta la inversión en RSC.
- La gestión de la PYME se centra más en el día a
día que en estrategias a largo plazo.
- Desconocimiento del empresario para reconocer la
legitimidad y representatividad de los stakeholders externos.
- Escaso compromiso de la Administración Pública.
- Escasa cultura empresarial en esta materia
(déficit en la información y formación).
A pasar de las desventajas mencionadas, que no son
de poca relevancia, la PYME debería acercarse a la RSC como un elemento de
ventaja competitiva. Como una herramienta válida capaz de generar valor en la
empresa y en la sociedad con la que convive. Sin embargo, la RSC aún no ha llegado a muchas
PYMES y éstas son las que más ayuda
necesitan tanto a nivel de formación, como de dotación de herramientas para
facilitarles la implementación de este sistema de gestión.