martes, 20 de marzo de 2012

Doctor, doctor sufrimos del mal holandés” Firma: Teodorín Obiang.

Por 1960, las riquezas de los Países Bajos aumentaron considerablemente a raíz del descubrimiento de grandes yacimientos de gas natural cerca del Mar del Norte, la exportación de dicho producto aumentó considerablemente, y como consecuencia,  la entrada de divisas al país. La moneda neerlandesa se apreció perjudicando la competitividad de exportaciones no petroleras del país. Resultado final, el daño económico que la bonanza provocó fue mucho mayor que sus beneficios. Desde entonces, se dice que un país sufre el “síndrome o mal holandés” cuando el aumento significativo de ingresos (por lo general ocasionado por la exportación de un sólo producto) es dañino para el conjunto del mismo… Isn't it ironic, Don't you think?



Guinea Ecuatorial, 1.014.999  de habitantes (según dato 2008), unos de los pocos países africanos que tiene como religión oficial la católica, de habla española (como idioma oficial),miembro de la ONU, con una esperanza de vida al nacer de 51.1 años, es el tercer productor de crudo del África subsahariana (tras Angola y Nigeria), según la ONU, el 20% de los niños guineanos mueren antes de los 5 años, ocupa el puesto 136  de 187 países del Índice de Desarrollo Humano, la renta per cápita era de 34.843 dólares en 2010 (por encima de Japón, Francia y España), en la última década experimentó tasas de crecimiento del 33%, el 70% de los  ecuatoguineano/as vive con un dólar al día,  ir al médico cuesta aproximadamente 65 dólares, desde 1979 y tras un golpe militar Teodoro Obiang está al mando del país junto a su hijo y mano derecha, Teodorín Obiang.

Podríamos decir que Teodorín es justo lo contrario a un consumidor responsable y justo lo mismo a un excéntrico sin conciencia y si me animas, sin alma. Tiene 11 Rolls Royce de distintos colores para combinar con el color de los zapatos, se gastó 18 millones de euros en una subasta de antigüedades que habían pertenecido a Yves Saint Laurent y su abogado Pierre Bergé. Seguramente con todo lo adquirido en dicha subasta decoró su mansión parisiense cuyo valor se estima entre 50 y 100 millones de euros o su casa en Malibú que compró en 2006 por el módico precio de 22 millones (según USA fue la casa más cara vendida ese año y pagado en metálico). Gastó 1,8 millones de dólares en un par  de calcetines (seguramente sucios) de Michael Jackson y un guante de diamantes también del artista. Su fortuna asciende a unos 70 millones de euros … y todo gracias al oro negro, como llaman algunos. Pero OJO no nos rasguemos las vestiduras, para que una venta dé dinero hace falta un o unos compradores dispuestos:



En 1991 la empresa tejana de explotaciones petroleras becó a Teodorín para que estudiara inglés en la Universidad  Pepperdine, el alumno dejó el campus y se dedicó a la buena vida, la petrolera se hizo cargo de los gastos a cambio de una cuota en el negocio del crudo en Guinea (acabó pagando 50.000 dólares  por los gastos del nene)

Getotal, sociedad participada por la francesa Total y el Estado guineano al 50%, refina el crudo que producen las americanas ExxonMobil, Marathon Oil, Amerada Hess y Vanco Energy

Teodoro Obiang y su mujer se hicieron fotos con los Obama en 2009, y los intercambios bilaterales no dejan de crecer

Estados Unidos es el país que acumula mayores inversiones en los últimos años, con unos 12.000 millones de dólares de montante total, sobre todo concentradas en el sector de hidrocarburos.

Francia, Líbano y China, entre otros países, se han convertido también en activos inversores en los últimos ejercicios.



En 2010 este país africano recibió de España casi 15 millones en Cooperación al Desarrollo. Existen en vigor acuerdos firmados entre el Gobierno español y el de Guinea Ecuatorial, que dan a las empresas españolas ventajas en materia fiscal. Guinea Ecuatorial es el  segundo país en ventas de crudo a España

Me pregunto y te pregunto: ¿Quién tiene la culpa, el chancho o el que le da de comer? Sea como sea lo cierto es que en Guinea Ecuatorial tres de cada cuatro personas sufren malnutrición.

martes, 13 de marzo de 2012

Nota: Hay que crear valor social

La crisis actual ha llevado a un récord de desocupación, unos 200 millones de personas según la OIT. Se redoblan, así, los llamamientos que exigen innovar en responsabilidad social corporativa (RSC). Y es preciso no bajar la apuesta, sino subirla, porque es más necesaria que nunca. Al abrir Davos 2012, su fundador, Schwab, enfatizó: "No hemos sabido aprender de las lecciones de la crisis de 2009. Urge, pues, una transformación global y debe comenzar aplicando un nuevo sentido de responsabilidad social".

Ese nuevo sentido tiene que ver con la llamada de Porter y Kramer (Harvard Business Review) a producir "valor compartido". Generar, en el mismo proceso de producir, valor económico; valor social. Para ello "se necesitan líderes y gerentes que desarrollen nuevo conocimiento, como una más profunda apreciación de las necesidades sociales… y la habilidad de colaborar más allá de las barreras entre organizaciones con o sin fines de lucro".

Entre otros ejemplos recientes, un empresario prominente de informática en India, Nandan Nikelani, se planteó cómo ayudar a solucionar un problema clave: la falta de documentos de identidad que aqueja a millones de hindúes pobres. Sin identidad no tienen derecho a nada, no pueden ser candidatos de programas sociales, sus niños tendrán grandes dificultades para ingresar en escuelas, no pueden ser titulares de ninguna forma de propiedad o no pueden casarse. Reunió, así, una masa crítica de especialistas en informática, algunos de Silicon Valley, para buscar una solución no tradicional. Elaboraron un programa que otorga documentos de identidad a partir de registrar el iris de los ojos y se está extendiendo ya en India.

En Nigeria, un empresario exitoso, Isaac Durojaiye, usó sus capacidades schumpeterianas al problema de la falta de instalaciones sanitarias. Esto produce una elevación sustancial de los riesgos de enfermedades serias de los niños y de la mortalidad infantil. Creó la empresa Baños Móviles Dignos, que fabrica baños, los cuales se colocan en lugares muy visitados por la gente (estaciones de autobús o mercados). Entregó franquicias para su atención a jóvenes desocupados que los mantienen, cobran un costo muy bajo y se quedan con el 60% de las ganancias.

Cuanto más se haga por impulsar la RSC, mayores serán las posibilidades de que crezca la generación de valores sociales como estos. Entre otros empresarios preocupados, el presidente de Acción RSE de Chile propone reforzar la formación en RSC en las universidades y crear una agencia del Gobierno para promover los valores que lleva la RSC. La crisis debe estimular la reimaginación de nuevas formas para generar valor social.

Fuente: http://www.cincodias.com/articulo/empresas/hay-crear-valor-social/20120312cdscdiemp_16/

martes, 6 de marzo de 2012

Nota: La solidaridad también puede ser rentable

Resulta extraño unir términos como solidaridad y dinero, pero la verdad es que parecen entenderse a la perfección. Así se advierte al contemplar el creciente número de productos financieros con tintes solidarios, éticos y de responsabilidad social que se han lanzado en los últimos años a nivel mundial.


La mayor oferta, no obstante, se justifica por una demanda también alcista. Según la última encuesta sobre la Riqueza en el Mundo de CapGemini y Merrill Lynch, las inversiones filantrópicas y con toque altruísta se incrementaron un 3% en 2010 respecto al año anterior. Las grandes fortunas cada vez usan más estas fórmulas para diversificar su patrimonio.
En España, hay depósitos, fondos de inversión, planes de ahorro, de pensiones y hasta un banco propiamente ético (Triodos Bank). Antes de invertir en ellos, no obstante, deben conocerse bien sus características.

Objetivos: En realidad, hay una gran variedad de productos de inversión socialmente responsables: los que invierten en empresas que actúan bajo criterios éticos, de sostenibilidad y medioambientales, los que donan parte de su patrimonio a organizaciones sociales y de desarrollo o los que se dedican a financiar proyectos humanitarios o con tintes sociales. En Triodos Bank, por ejemplo, se mueven con esta última filosofía. Y se trata de una estrategia rentable, cada vez con más adeptos. Su director general en España, Esteban Barroso,  aseguró en la última presentación de resultados que la entidad, que  sólo financia empresas y proyectos con valor social, cultural o medioambiental, ganó 17,3 millones de euros en 2011, un 51% más que el año anterior. Asad Mahmood, responsable global de fondos de inversión sociales de DB Private Wealth Management, confirma que este tipo de inversiones presentan dos patas: la social y la financiera. Mahmood, en particular, gestiona siete vehículos de inversión de esta categoría, la mayoría enfocados a microcréditos.

Rentabilidad: Los rendimientos de estos productos no están garantizados por lo que, en principio, se trata de activos de riesgo medio o alto. En España, por ejemplo, la mayoría de los fondos de inversión solidarios, éticos o responsables son de renta variable, lo que implica asumir el riesgo de la Bolsa. Sus resultados recientes son buenos. De media, ganan un 8,1% anual en los últimos tres ejercicios.

En cualquier caso, es aconsejable invertir sólo un pequeño porcentaje del patrimonio. «Se trata de dar un paso, no hace falta que sea un porcentaje grande de la cartera. Hemos comprobado que cuando empiezan a invertir en este tipo de fondos, las personas continúan haciéndolo. Es gratificante y además rentable», afirma Mahmood.

Fuente: http://www.finanzas.com

jueves, 1 de marzo de 2012

Nota: Expertos reunidos en las Jornadas Corresponsables abogan por ladignificación del sector financiero y la transparencia



Diferentes expertos reunidos en las XXVIII Jornadas Corresponsables celebradas en el CaixaForum de Barcelona y organizadas por la editorial MediaResponsable han coincidido en apostar por la dignificación del sector financiero y en la importancia de comunicar con transparencia, entre otros aspectos.

Así, el director de Responsabilidad y Reputación Corporativa de BBVA, Antoni Ballabriga, ha apelado a la dignificación del sector financiero y ha lamentado que "no haya sabido explicar bien su rol social". Además, ha hecho alusión a la existencia de "una doble tendencia", con compañías "a las que se les está haciendo difícil permear la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en el conjunto de la organización y otras que lo van trabajando".

Ballabriga ha hecho estas declaraciones en la mesa 'La empresa ante los retos de la sociedad: experiencias y buenas prácticas', en la que también ha participado la directora de Comunicación y RRPP de Novartis, Montserrat Tarrés, quien ha manifestado la importancia de comunicar "tanto las buenas como las malas noticias por una cuestión de transparencia y de respeto a los grupos de interés".

Por su parte, el subdirector general y director del área de Responsabilidad Corporativa y Marca de CaixaBank, Àngel Pes, ha reclamado que "es importante ligar la RSE con la innovación porque la gestión a largo plazo de las compañías pasa por ella" mientras que la directora de Comunicación y RSC de Henkel, Elisenda Ballester, ha apuntado que "la crisis ha hecho de filtro de las compañías que realizan donaciones de las que hacen RSE integrada y ha permitido ver quién maquilla este concepto". "La RSE pone el acento en cómo la empresa gana dinero", ha añadido.

Estas jornadas, a las que han asistido más de 300 personas, han servido de marco de presentación de la séptima edición del Anuario Corresponsables 2012, una publicación de referencia en materia RSE en la que cerca de 200 expertos han analizado la contribución de la responsabilidad social a la resolución de retos ambientales, sociales, laborales, de derechos humanos y éticos.

Así, en el acto de inauguración, la vicepresidenta de la Generalitat de Catalunya, Joana Ortega, ha apostado por "aportar todo lo que somos y lo que nos ha hecho grandes". "Entre todos debemos levantar el país", ha apuntado.

En otra de las mesas --'El papel de la empresa ante los retos de la sociedad y la posición del Gobierno ante la materia. Necesidades y expectativas de los grupos de interés'-- el diputado de CIU en el Congreso de los Diputados, Carles Campuzano, ha recordado las principales líneas en las que está trabajando la Comisión Europea como grandes retos, además de pedir que el Gobierno se "replantee" el papel del Consejo Estatal de la RSE "para que sea más operativo".

Por su parte, el presidente de Eben España, Joan Fontrodona, ha explicado que "la RSE empieza por dentro de las empresas". "Es falsa la RSE que mira mucho hacia fuera y se preocupa poco por lo de dentro. Hoy el papel de la empresa es mirar hacia su interior: mantener los puestos de trabajo, crear nuevos y ayudar a salir de la crisis", ha indicado.

El director general del Col·legi de Censors Jurats de Comptes de Catalunya, Xavier Cardona, ha añadido que la existencia de "un nuevo escenario" reclama un modelo "más consolidado, sostenible y profesionalizado en todos los ámbitos: financiero, laboral, político".

Mientras, el director general de Forética, Germán Granda, ha destacado que el reto pasa por "generar empleo y confianza". "La Responsabilidad Social es una palanca muy importante y fundamental de innovación y competitividad", ha señalado. Por su parte, la directora de Desarrollo de la Fundación Seres, Lucila García, ha subrayado que "las empresas tienen un reto por delante para recuperar la confianza y la RSE es una herramienta poderosa en este sentido".


¿COMPAÑÍAS PREPARADAS PARA EL CAMBIO?


Por último, el socio responsable de los servicios de cambio climático y sostenibilidad de KPMG Europa, Oriente Medio y África,  José Luis Blasco, ha explicado que la cuestión clave es si las empresas están preparadas para la sociedad del siglo XXI. "Hablamos de reconstruir un modelo caduco que ya nos ha dado sus resultados. ¿Están preparadas las compañías para el cambio, para adaptarse a indicadores nuevos? ¿Queremos reconstruir el modelo antiguo de extraer para consumir o deberíamos pensar que hay empresas que tienen oportunidades para ser pioneras del cambio?", se ha preguntado.

La segunda teniente de alcalde de l'Ajuntament de Barcelona, Sònia Recasens, ha clausurado los actos de la mañana, señalando que "es importante que las administraciones seamos coherentes y hagamos Responsabilidad Social, por ejemplo, con una gestión de los recursos públicos transparente y rigurosa".

Recasens ha hablado también de la importancia del turismo sostenible en una ciudad como Barcelona, que acoge siete millones de visitantes anuales. "Para desarrollar esto necesitamos a empresas sostenibles y responsables, desde las administraciones no podemos hacerlo solos", ha añadido.

A lo largo de la tarde se han celebrado talleres monográficos agrupados en Taller Novartis "Calidad de vida y hábitos saludables", los Talleres Gas Natural Fenosa "La huella de carbono y la lucha contra el cambio climático" y "Las empresas como agentes de cooperación internacional" y el Taller Fundación Corresponsables "La relación entre empresas y tercer sector en el contexto de crisis"

Fuente: http://www.europapress.es/epsocial/rsc/noticia-expertos-reunidos-jornadas-corresponsables-abogan-dignificacion-sector-financiero-transparencia-20120228182505.html

lunes, 27 de febrero de 2012

RSC, la prostituta de las (grandes) marcas

Estoy de acuerdo, para ser más clara, creo que así debe ser, y las empresas tienen que utilizar sus buenas prácticas, léase, responsabilidad social y medioambiental, para promocionar su marca, aumentar el número de consumidores, colgarse medallas, escribir notas, asistir a congresos y diversas ponencias como luchadores por la gestión responsable de las empresas. Todo eso y mucho más me parece muy bien, y si bien, la RSC no es o por lo menos no debería ser un instrumento sino un fin en sí mismo, sacarle provecho, me parece inteligente.

Ahora bien, ¿Qué sucede actualmente? Sucede que las empresas, sobre todo, las grandes usan a la RSC como prostituta de un mercado que compra. Esto es, cuelgan su sello de responsable, envían boletines y dossier de prensa sobre lo bueno que hacen mientras que mucha información, útil e irresponsable, no sale a la luz.
















Vamos a ver, un posible origen de la palabra Prostituta viene del Latín prostituere. Protituere es una palabra compuesta de por (antes o delante) y statuere (estacionado, parado o colocado). Es decir es algo colocado adelante, a la vista, por supuesto para ser vendido. Las grandes marcas, cuelgan su logo de Responsabilidad Social mientras que internamente no hay prácticas ni sociales ni responsables.


En el último informe realizado por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa sobre las memorias de las empresas del Ibex 35 o sea, las que cotizan en bolsa española, se  sigue evidenciando que las empresas brindan mucha información cualitativa y cuantitativa pero carente de rigurosidad y calidad insuficiente. A su vez, el análisis destaca que, el esfuerzo de comunicación realizado por las empresas sobre aspectos de su RSC no va acompañado de información relevante en relación a contenidos concretos sobre resultados, impactos o datos que permitan entender la gestión y los hechos acaecidos en el ejercicio 2010.¿qué significa ello? Significa que se dice mucho pero se sabe poco.

Otro rasgo importante de esta prostitución a la RSC, es la incoherencia que muestran las empresas al tener grandes “compromisos” con el desarrollo económico de los países en los que operan y, al mismo tiempo, un progresivo aumento de sociedad en paraísos fiscales. En la medida en que una empresa utilice estrategias de ingeniería fiscal para evitar cargas impositivas proporcionales a sus operaciones e ingresos en los distintos países, no puede asegurarse que su comportamiento con la sociedad, personas e instituciones de estos países sea responsable.

A su vez, la escasa información sobre el pago de impuestos y recepción de subvenciones es llamativa (e indignante) mucho más frente a una duradera crisis económica, financiera, política, institucional y de valores. Creo que todos como consumidores y ciudadanos, merecemos saber en qué condiciones opera una empresa multinacional en un país concreto y en qué medida está aportando al desarrollo del mismo. Veamos sino que sucede con la minería en Argentina y Perú.

Y hay mucho más para decir pero esto es sólo un post. Los que estén interesados en el informe completo lo pueden leer aquí.

Sí quiero decir a todos los que estamos en el ámbito de la responsabilidad social corporativa ya sea como formadores, denunciantes, ciudadanos, empleados de empresas, etc, etc,  evidentemente, algo estamos haciendo mal porque este modelo de Responsabilidad Social Corporativa no está funcionando y no nos olvidemos que RSC se escribe con mayúsculas.



¿Queremos este uso indecoroso de la Responsabilidad Social Corporativa?

¿Es la Responsabilidad Social Corporativa un fin o un medio?

¿Somos parte del problema o de la solución?

¿Qué pensas?.....

domingo, 26 de febrero de 2012

Nota: ¿Cuánto vale la reputación y la RSC de su empresa?

La Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom) y la Fundación Seres (Sociedad y Empresa Responsable) han presentado sendas herramientas para intentar valorar la reputación de una empresa y su inversión en proyectos de responsabilidad social corporativa (RSC).

Los expertos afirman que la RSC debe estar integrada en la estrategia de la empresa porque, en caso contrario, en momentos de crisis y reducción de costes corre el riesgo de desaparecer. Pero, al mismo tiempo, las organizaciones consideran importante medir el impacto económico de los proyectos sociales, ambientales y de gobierno corporativo que realizan para comprobar que realmente aporta beneficios a las propias compañías y a la sociedad.

Dircom ha lanzado Dircom2R, un dispositivo de autodiagnóstico que posibilita evaluar y detectar las mejoras necesarias para alinear los esfuerzos en materia de RSC (el comportamiento y grado de compromiso con los grupos de interés) y reputación (el reconocimiento que hacen esos ‘stakeholders’ de esa compañía).

Según los responsables de la organización que agrupa a más de 800 directores de comunicación de empresas, instituciones y consultoras, esta herramienta es un paso importante para impulsar la vertebración de las políticas de responsabilidad en las empresas y su adecuada imbricación con la estrategia de reputación.

A partir de una investigación realizada a expertos en RSC, directores de comunicación y y líderes de opinión, se han identificado las cinco variables básicas de Dircom2R: comportamiento ético, transparencia y buen gobierno, comportamiento con los empleados, medioambiente y cambio climático y contribución a la comunidad.

Indicadores

Para cada variable se han determinado unos indicadores que las empresas han de marcar si cuentan con ellos en sus compañías y, en función de los resultados obtenidos, se ofrece un diagnóstico con una puntuación y unas recomendaciones de mejora.

Por su parte, la Fundación Seres (Sociedad y Empresa Responsable) ha desarrollado, con la colaboración de la firma McKinsey, rsc2, una metodología que persigue la clasificación y valoración de los proyectos de responsabilidad social corporativa (RSC). A través de ella, las organizaciones pueden seleccionar mejor sus iniciativas y evaluar sus resultados, aunque la Fundación destaca que rsc2 no es un programa numérico en el que se introducen unos datos y devuelve una cifra, sino una herramienta para la reflexión, gestión interna y comunicación de los proyectos.

Antes de su lanzamiento, esta metodología se ha puesto a prueba dentro de un programa piloto que ha contado con la participación de empresas como Accenture, BBVA, Endesa, Telefónica, Siro, Vips, Inditex y Santander, que la han aplicado a sus propios proyectos. Las compañías aplicaron la metodología a proyectos de voluntariado, medio ambiente, cadena de valor o inserción laboral, entre otros.

Los resultados han contribuido a validar y mejorar el modelo. Una vez analizados, se vió que la mayoría de los proyectos tienen un impacto positivo en varias de las dimensiones de medida propuestas por rsc2 como crecimiento, gestión del riesgo y retorno del capital.

Otras metodologías

Las herramientas desarrolladas por Dircom y Seres se suman a las ya ofrecen Reputation Institute y LBG para tratar de medir la reputación y los proyectos de acción social, respectivamente.

Reputation Institute creó Rep Track, una herramienta para cuantificar la reputación corporativa y permite hacer un análisis entre empresas de diferentes sectores. Mide siete dimensiones: la oferta de productos y servicios, la innovación, el entorno de trabajo, la integridad (entendida como ética y transparencia), la ciudadanía (acción social y cuidado del medio ambiente), el liderazgo (tener líderes respetados y ser una empresa bien organizada) y los resultados financieros.

El modelo de medición de LBG es una herramienta interna de evaluación que garantiza la comparabilidad de la información publicada por las compañías sobre su colaboración y apoyo a la comunidad. Va más allá de las simples aportaciones puntuales e incluye la gama completa de contribuciones (tiempo de empleados, aportaciones en especie y dinero) realizadas a proyectos de interés para la comunidad, y valora los resultados alcanzados tanto para la comunidad como para la empresa.

Fuente: www.expansion.com

jueves, 23 de febrero de 2012

Nota: Seis razones para que las empresas incorporen la RSE

La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es un medio para que las empresas se beneficien, al mismo tiempo que también benefician a la sociedad. Aunque consciente de que la RSE no es la solución a los problemas mundiales, el colaborador de Forbes James Espstein-Reeves desgrana a partir de esta premisa las seis razones por las que las empresas deberían adoptar una estrategia de RSE.

En un artículo publicado en el blog de RSE de la revista Forbes, Epstein-Reeves explica que las compañías que entienden cómo funciona la RSE son las que incluyen los siguientes procesos en la organización:

1. Innovación. En el contexto de la RSE, la innovación supone un importante beneficio para la compañía y la sociedad. En una charla de Geoff McDonald, vicepresidente de Recursos Humanos, Marketing, Comunicación y Sostenibilidad de Unilever, éste afirmó que, sin la RSE, la investigación y los esfuerzos de Unilever por evolucionar no hubieran sido los mismos.

2. Ahorro. Una de las mejores maneras de empezar a aplicar la sostenibilidad es utilizarla para rebajar costes: menos agua o menos energía implicarán un rápido ahorro. Por ejemplo, la empresa de alimentación General Mills espera llegar al 20% de ahorro en 2015. “Como una compañía de alimentación dependiente de la agricultura, el cambio climático y su posible efecto en las cosechas es una preocupación capital. Por ello, hemos focalizado nuestra atención en reducir el uso energético, la mayor fuente de CO2.” Teniendo en cuenta los más de 600.000 dólares que ahorraron en 2011 tras instalar un sistema de monitorización de las emisiones, afirman en su página web que “nuestro objetivo de reducir el gasto energético en un 20% en 2015 es asequible”.

3. Diferenciación de marca. En el pasado, la diferenciación de marca era una de las principales razones por las que las compañías adoptaban la RSE. Grupos como Timberland podían incorporar fácilmente los valores de la compañía y su modelo de negocio a los de la RSE. Sin embargo, hoy en día es mucho más común, por lo que utilizarlo para diferenciar una marca se ha vuelto más complicado. Un claro ejemplo es el caso de Coca-Cola y Pepsi, que siguen estrategias de RSC muy similares.

4. Planificación a largo plazo. La RSE es un esfuerzo por los intereses de la compañía a largo plazo, así como para asegurar que su futuro será sostenible. Supone pasar de pensar en los resultados financieros del próximo trimestre a pensar en el impacto de dentro de diez años.

5. Compromiso del consumidor. Es fundamental que las acciones de RSE se conozcan, una premisa que la compañía Walmart ha sabido aplicar. Walmart se ha establecido como líder en esfuerzos medioambientes porque en 2008 diseñó una campaña para prevenir al consumidor sobre los productos que elegía comprar y cómo éstos podían afectar al medio ambiente. Epstein-Reeves considera que ésta es una herramienta de comunicación empresarial que apenas se utiliza.

6. Compromiso de los empleados. De igual manera que las acciones de RSE deben conocerse públicamente, los empleados también tienen que ser conscientes. La empresa Sara Lee creó un Equipo de Trabajo Sostenible para buscar una estrategia de sostenibilidad; y la Solo Cup Company, una red de acciones sostenibles para promover la actividad de los empleados en servicios comunitarios afines a las prioridades de la RSE de la empresa. En la página web de la compañía Sara Lee se explica que “para que la sostenibilidad se convierta en parte integral de una estrategia empresarial, la compañía debe determinar qué impactos causará dicha sostenibilidad y cómo será impactada por la cultura, misión y modelo de la compañía”

Fuente: http://www.compromisorse.com

martes, 21 de febrero de 2012

Nota:Y mi responsabilidad social?

¿Qué puedo hacer yo o la organización a la cual pertenezco o dirijo, como componente de la sociedad? Sí verdaderamente quiero contribuir a solucionar los problemas de esa sociedad; los problemas de la gente, es indispensable que averigüe cuál es la realidad de manera tal que satisfaga mis inquietudes y participe en forma efectiva y directa. La pregunta tiene que ser: ¿Qué necesita la gente y cuáles son sus prioridades? Si no la hago, mal puedo sentir en mi fuero íntimo que esté participando efectivamente. Debo preguntarme como organización, como ONG, como persona, como miembro de la sociedad a la cual quiero pertenecer: ¿En qué me baso para hacer lo que estoy haciendo como manifestación de mi responsabilidad social?

¿Sigo haciendo lo mismo de siempre? ¿Cuándo comencé a hacer lo que estoy haciendo? ¿Por qué lo hago? ¿Son tan buenos y medibles los resultados de mi programa que puedo decir que estoy contribuyendo al desarrollo humano y de esa manera al desarrollo de la sociedad? ¿En qué estudios me baso para orientar mi acción social? ¿Cómo determino el grado de mi contribución? ¿He creado programas identificados por mi o por la organización a la que pertenezco por medio de análisis hechos a nivel de la gente? ¿He determinado las realidades de la gente a nivel personal, sectorial o regional a través de mediciones que haya hecho directamente? ¿O sólo apoyo programas de otros? ¿Me aseguro de que los programas en los cuales participo o a los cuales contribuyo sean producto de necesidades determinadas por y para la gente? ¿Cuáles son las inequidades que existen en la comunidad? ¿De qué manera se ataca la sostenibilidad en el programa propuesto o en proceso? ¿Cómo se enfoca lo relativo a la potenciación en mi programa? ¿Y cuál es la cooperación lograda para la ejecución del programa? ¿Y la productividad? ¿Será sostenible el programa una vez que no estén presentes quienes hoy lo apoyan? ¿Califico a los miembros de la comunidad para que puedan participar en y conducir los programas? ¿Atiendo a la mejora de los servicios o productos o solo atiendo a mejorar el instrumento a través del cual se proveen? ¿En qué medida trabajo con otros sectores de la sociedad? ¿Es mi programa un factor de contribución a la seguridad humana? ¿Cómo participa la gente del voluntariado de mi empresa en programas que mi empresa o ellos hayan identificado para la comunidad? ¿Son contribuciones que ellos hacen a programas creados por ellos en base a necesidades determinadas por y para la gente, o son contribuciones a programas organizados por otros? ¿Y esos programas organizados por otros son por y para la gente?

¡Preguntas!

¿Y al hacerme algunas de esas preguntas identificándome con el sentido que conllevan, cuáles son mis respuestas? ¿Puedo decir que mi programa cumple con los conceptos de responsabilidad social en cuanto a la comunidad a la cual sirvo y a la cual afecto con mi actividad y para con la cual tengo obligaciones sociales, morales y humanas? ¿En qué medida puedo decir que efectivamente estoy directamente involucrado como persona o como organización, con la comunidad que me rodea; con mi comunidad? ¿Y si lo estoy, exijo que otros también se involucren cuando son copartícipes en la obligación de servir a esa comunidad?

No es fácil la repuesta. Se trata nada menos que del desarrollo humano; del desarrollo del país donde vivo.

Por Odoardo Leòn-Porte

Fuente: http://www.eluniversal.com/opinion/120221/y-mi-responsabilidad-social

jueves, 16 de febrero de 2012

Patrocinadores: poder y respeto.

El patrocinio es, cita textual de wikipedia, el convenio entre una empresa u organización, denominada patrocinador y otra organización, denominada patrocinado, a fin de que éste presente la marca o el producto que desea promover la empresa patrocinadora. El patrocinador suele buscar un mayor conocimiento de su marca o producto o bien un posicionamiento concreto de los mismo. Por su parte, el patrocinado recibe de la firma patrocinadora una contraprestación, normalmente monetaria o económica, si bien también puede ser una contraprestación en especie. Este tipo de patrocinio es notorio en deportes y televisión. Muchas compañías quieren a cambio que su logotipo aparezca en el uniforme del equipo.










También, sucede que grandes organizaciones como por ejemplo Unicef patrocina Nike a fin de dar garantía sobre la actividad que la empresa realiza. En este caso concreto, se trata de una alianza que comenzó después de que Nike fuera denunciada por explotación infantil, a partir de entonces una camiseta con la pipa y el logo de unicef proporciona, por parte de unicef valor ético a una mega marca mientras que la mega marca permite a unicef recaudar dinero que irá destinado en vacunas, alimentos, etc. Eso, en la balanza, es como tomarse seis litros de veneno y solo dos de antídoto, pero esto ya es mi opinión personal.

Volviendo al tema de los patrocinios, actualmente son una gran, por no decir única, fuente de ingresos para la compañía patrocinada, por lo tanto, estás deben cuidar muy bien a aquellos que, en definitiva, ponen dinero, algo muy valioso por los tiempos que corren. Mientras que los patrocinadores, por su parte, deben cuidar dónde ponen su dinero, es decir, en qué y en quiénes invierten.

Quiero, entonces, quiero resaltar dos casos que a mí criterio corresponden a buenas prácticas o lo que es lo mismo prácticas responsables por parte del patrocinador.

La primera corresponde a un programa español La Noria de canal 5, que entrevistó a la madre del presunto asesino de una joven sevillana de 17 años tras el pago de 9.000€. Esto indignó a la sociedad en general y por supuesto, a los anunciantes del programa por considerarlo una falta de respeto hacia la familia y hacia la víctima, por lo que, la gran mayoría de los anunciantes retiraron sus anuncios del programa manifestando el desacuerdo y la falta de ética por parte de la producción, quedándose el canal con 5 de los más de 20 anunciantes que tenía.

El segundo ejemplo es sobre algo que se ha vivido en estas últimas semanas entre Francia y España. A raíz de una sentencia por dopaje al ciclista español, Contador, un programa de Francia  se mofa de que los campeones españoles no ganan por casualidad”. Concretamente, se trata de unos guiñoles humoristas que tienen un programa en Canal +. A raíz de esta broma, el óptico Alain Afflelou retira la publicidad del canal por considerar una falta de respeto hacia los deportistas españoles.



La idea fundamental detrás de estas líneas, es resaltar la cuota de poder que tiene un patrocinador y por lo tanto la responsabilidad que recae sobre él a la hora de buscar qué evento o qué organización será relacionada con su logotipo. Los valores ¿se corresponden o no?

martes, 14 de febrero de 2012

Emprendedores sociales, the flower of the day.

Con esta frase, digna de ser repetida y compartida, empezaba, continuaba y terminaba la última jornada del aniversario 125 de la Universidad de Deusto-Bilbao.



Realmente, fue muy grato participar y ser oyente de ponencias muy interesantes y del más alto nivel.

Hay mucho para decir y para remarcar pero me quedo con el tema de los “emprendedores Sociales”, esta gente rara que según David Borstein autor del libro  “Cómo cambiar el mundo: emprendedores sociales y el poder de las nuevas ideas”, son personas que “identifican recursos allí donde la gente sólo ve problemas. Consideran que los habitantes son la solución; no los beneficiarios pasivos. Parten de la confianza en sus competencias y sacan a luz los recursos de las comunidades en las que prestan servicios”.

Quisiera, haciendo uso y abuso de la ponencia de María Zapata, Directora de Operaciones Internacionales de Ashoka, destacar lo importante sobre este tema/realidad:
  • Para empezar es un tema que se está banalizando, se habla mucho de “emprendedores sociales” pero poco se sabe de ello, incluso se los suele confundir con los “emprendedores” que, como ya vimos en su definición, no es lo mismo. Lo que diferencia un grupo del otro es, principalmente, que los sociales buscan solucionar una realidad social que por lo general les afecta de modo directo, su objetivo no es el lucro sino el satisfacer una carencia.

  • Por ello mismo, su éxito radica en el hecho de que involucra personas que tienen un objetivo/idea que les toca muy de cerca.

  • Nos encontramos en la hora de los más “pequeños”, es decir, las ong grandes deben dar lugar a las micro-ong, como también establecer alianzas entre los emprendedores sociales y las empresas privadas y públicas.

  • Es necesario fomentar el emprendimiento desde la escuela, sacar el miedo al fracaso, motivar a los alumnos para que se animen a llevar a cabo esas “empresas sociales”. A su vez, es necesario, que existan modelos nacionales como por ejemplo, Muhammad Yunus en la India.



Sigamos pensando en el tema y APRENDAMOS A EMPRENDER!!

viernes, 10 de febrero de 2012

Nota: La RSC en las memorias anuales de las empresas del IBEX 35. Nuevo informe












El informe, referido al ejercicio 2010, pone de manifiesto la escasa transparencia en la información referida a impuestos y subvenciones en todos los territorios en los que opera la empresa y detecta que la presencia de la multinacional española en paraísos fiscales ha aumentado con respecto al año 2009. También se aprecia estancamiento en la información medioambiental y social.

Estas son algunas de las conclusiones recogidas en la octava edición del estudio “La Responsabilidad Social Corporativa en las memorias anuales de las empresas del IBEX 35” realizada por el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa.

El 86% de las empresas poseen empresas participadas en territorios considerados como paraísos fiscales, lo que supone un incremento del 4% con respecto al ejercicio anterior.

En lo que a información medioambiental se refiere, las empresas del Ibex 35 ofrecen datos incompletos sobre los impactos que sus negocios provocan en el medio ambiente, obviando cuestiones importantes como la localización, las líneas de negocio o los tipos de impacto.

El contenido social que ofrecen las empresas del Ibex 35 en sus memorias de sostenibilidad resulta insuficiente. Aunque se han realizado algunos avances en cuanto a políticas y procedimientos, los mecanismos de medición y control siguen pareciendo confusos.

Nota de prensa completa

Fuente: http://www.observatoriorsc.org/

jueves, 9 de febrero de 2012

Nota: La medición del valor de la RSC

El concepto de Responsabilidad Social Corporativa, pese a la fuerza con que avanza, es prácticamente un recién llegado al mundo de la gestión empresarial, donde aún lucha por hacerse un hueco como una más de las dimensiones del management.

A pesar de que las escuelas de negocio cada vez incidan más en que la Responsabilidad Social Corporativa genera valor, no sólo para la sociedad sino también para la propia empresa, muchas compañías todavía la consideran una actividad filantrópica y accesoria en su funcionamiento. ¿Es cierta esa visión? En la Fundación Seres estamos absolutamente convencidos de que no, de que la RSC beneficia tanto a la sociedad como a la empresa que la desarrolla… pero claro, eso hay que demostrarlo.

No parece razonable que las corporaciones asignen recursos a su RSC sin saber cómo los proyectos en los que se involucran se adaptan a sus expectativas, refuerzan su reputación o les reportan algún retorno. El “conócete a ti mismo” del Oráculo de Delfos es prácticamente un mandamiento de la gestión empresarial, en la que todo se mide y se parametriza, y la RSC no debe ser una excepción si queremos que sea entendida como una parte más de la gestión empresarial y, por tanto, sujeta a la disciplina de la gestión y a la métrica.

Herramientas fiables
Si la medición de tangibles no ha sido una tarea fácil y han pasado muchos años hasta que se han conseguido herramientas fiables, en el caso de la métrica de los intangibles, la cosa se complica todavía más. Aun así, las compañías han creado diferentes herramientas con un distinto nivel de eficacia que les han permitido medir aspectos como la satisfacción de clientes o empleados. Hace unos meses, Seres junto con McKinsey nos planteamos un reto: dar un paso más en la medición de intangibles. Si se puede medir el valor que genera un cliente satisfecho, ¿por qué no medir la acción social y el retorno económico que ésta produce para la empresa?

Conseguir medir este aspecto supone dar un paso más para involucrar, exigir y responsabilizar a los gestores y, con ello, mejorar la sostenibilidad de las políticas de Responsabilidad Social. Cuanto más claro sea el retorno de la RSC hacia la empresa, más perdurables y continuados serán los esfuerzos y los presupuestos dedicados a ella. De este planteamiento ha nacido (rsc) 2, una metodología de clasificación y valoración de proyectos de RSC que pretende servir como herramienta de gestión para que las empresas puedan seleccionar mejor sus actividades en Responsabilidad Social Corporativa y evaluar sus resultados.

No nos encontramos ante un programa simplemente numérico en el que se introduce una serie de datos y devuelve una cifra. (rsc) 2 es una herramienta para la reflexión, gestión interna y comunicación de los proyectos de RSC. Ayuda a ordenar el pensamiento y a pensar de otra manera, al mismo tiempo que resulta una herramienta muy abierta para alimentar los indicadores de RSC.

Programa piloto
Además del impulso inicial de la Fundación Seres y de McKinsey, la puesta en marcha de esta metodología ha contado con la participación de empresas tan importantes como Accenture, BBVA, Endesa, Telefónica, Grupo Siro, Grupo Vips, Inditex y Santander, que la han aplicado a sus propios proyectos dentro de un programa piloto con el que se ha respaldado la validez del modelo.

(rsc) 2 no pretende ser una solución infalible a todos los problemas de medición del valor que reporta a la empresa la acción social ni una herramienta que integre todos sus reportes, pero si logramos entre todos convertirla en un estándar de gestión, habremos dado un paso importante para consolidar las políticas de RSC de las empresas.

Para cumplir este ambicioso objetivo, es precisa la colaboración del mayor número de miembros de nuestra comunidad: escuelas de negocio que impartan clases sobre cómo usar la metodología; la alta dirección de las empresas, que lidere su introducción en las compañías, o los propios gestores de la RSC, que tienen que vencer la natural resistencia al cambio para adoptar una nueva metodología, sin olvidar a los políticos y los medios de comunicación.

Estos son algunos de los pasos, entre otros muchos, que queremos dar para, poco a poco, conseguir que España sea un referente mundial en materia de RSC, como, gracias también a una gran metodología, ha conseguido serlo, por ejemplo, en materia de transplantes.

Se trata de un camino muy largo en el que queda mucho por recorrer, porque, en definitiva, estamos hablando de una transformación cultural que cambia una visión filantrópica de la acción social por otra más exigente de gestión y medida, más acorde con lo que son las empresas pero también, por ello, mucho más sostenible y que generará un desarrollo consistente de los beneficios que las empresas aportan voluntariamente a la sociedad.

Fuente: http://www.expansion.com/2012/02/03/opinion/tribunas/1328300042.html?a=79585c026f5b1a09eff5c01059925402&t=1328515793

miércoles, 8 de febrero de 2012

Nota: Bye, bye, ONG. Por: Gonzalo Fanjul

La historia la conocen de memoria: los recortes del gasto público y el deterioro de las economías familiares están actuando como una apisonadora en el sufrido sector de las ONG españolas. Se multiplican los despidos y los ERE, se cierran programas de atención pública y se vulneran compromisos establecidos en medio mundo, desde El Raval a Tegucigalpa. En un momento en el que los indicadores de pobreza y vulnerabilidad alcanzan niveles olímpicos, las organizaciones que hasta hace muy poco actuaban como red de seguridad echan el cierre por defunción, dejándose en el camino a miles de profesionales comprometidos y de voluntarios experimentados.



Las ONG tienen un grave problema, pero se engañarían si pensasen que su propia actitud no ha tenido nada que ver en el camino que les ha llevado hasta aquí.




Mientras buena parte de las organizaciones de la sociedad civil española se asemejaban peligrosamente a una subcontrata de las administraciones públicas, con niveles intolerables de dependencia, la sociedad real había decidido hacer la guerra por su cuenta. Las ONG han perdido el papel de intermediarias necesarias en el acceso a la realidad que pisan. Toda la información está al alcance de unos ciudadanos que se forman su propio punto de vista. El modo en el que las organizaciones tradicionales (no digo ya los paleolíticos sindicatos, sino las propias ONG) han sido ignoradas durante las movilizaciones del 15M debería ser objeto de un retiro espiritual del sector.

Más aún, la evaporación del Estado apunta a nuevas formas de comunitarismo en las que la sociedad organizada de manera informal es capaz de dar respuesta a algunos de sus problemas, y cuando lo hacen no siempre son bien recibidos. Fue ilustrativo, por ejemplo, el modo en el que la iniciativa de microfinanciación 90mn90d (de la que hablamos en este blog hace unos meses) fue calificada de intrusista por algunos de los mismos profesionales de las ONG que habían sido incapaces de realizar un llamamiento conjunto para responder a la crisis del Cuerno de África. Las disputas de marca y los recelos institucionales son tristemente familiares para cualquiera que haya trabajado en el sector.

¿Significa esto que la ira de San Cucufato está bien merecida y que todas las ONG deben ser sacrificadas en el altar de la crisis? De ningún modo. España cuenta con muchas organizaciones capaces y motivadas. Decenas de miles de excluidos y perdedores dan fe del compromiso insustituible de estas instituciones, cuyo papel y liderazgo es ahora más importante que nunca. Pero a estas alturas ya deberían saber que no hay modo de seguir funcionando con los mismos criterios, porque el contexto ha cambiado de forma definitiva.

Al estilo de Santo Tomás, les sugiero cinco vías de renovación para recuperar el pulso social en estos tiempos que llegan:

1. Garantizar la independencia que exige el liderazgo social: Las proclamas de las movilizaciones sociales son espontáneas, pero a menudo van de lo exótico a lo poco práctico. Necesitamos análisis, propuesta y estrategia para convertir la protesta social en verdadero motor de cambio. Ese es el valor añadido de unas organizaciones que renunciaron a su derecho de crítica durante estos años de socialismo y que ahora cargan con ese estigma.

2. Poner fin a los silos corporativos: ¿merece la pena mantener una distinción tan estricta entre la pobreza internacional y la de nuestro propio país? Con excepciones contadas, los sectores de la sociedad civil son una especie de tribus autistas, impidiendo a unos ganar de la experiencia, la influencia y las capacidades de otros.

3. Aprovechar una época de agregación: no hace falta inventar lo que ya existe. Las redes de colaboración organizadas con estructuras complementarias son más ágiles y menos vulnerables, tienen menos costes fijos y una mayor especialización. Esta especialización es una de las grandes bazas que pueden salvar al sector.

4. Garantizar la total transparencia en las cuentas y justificar el valor de los recursos que se piden: Se busca dinero en empresas e individuos que ahora exigen saber en qué se gasta cada céntimo de su donación, por pequeña que sea. Esta actitud caracteriza a una sociedad despierta, inconformista y capaz de hacer cosas por sí misma, así que solo podemos esperar que vaya a más.

5. Disparar la creatividad y la innovación social: muchos problemas se estancan por falta de recursos o voluntad política, pero cada vez son más los casos en los que los precedentes simplemente no existen. Como ilustrábamos hace poco hablando del problema del hambre en España, necesitaremos mejores ideas para resolver nuevas complejidades de la pobreza y la exclusión social.

Fuente: http://blogs.elpais.com/3500-millones/2012/02/bye-bye-ong.html


viernes, 3 de febrero de 2012

Empresas y ONG ¿realmente pueden colaborar?



Esta semana asistí a un seminario sobre Alianzas para el desarrollo, Empresas y ONG. No voy a dar nombres porque no es mi intención denunciar sino, más bien, crear conciencia y sensibilizar, así que me limitaré a contar mis impresiones sobre este tipo de colaboración.

El seminario estaba organizado del siguiente modo: dos mesas con una ONG  (en ambos casos fueron ONG internacionales) y  empresas, 6 en total que también eran  internacionales.  Entonces en cada mesa, había una ONG con 3 empresas con las cuales mantenía alguna alianza de colaboración. Cada mesa comenzaba con la presentación de la ONG contando su filosofía, misión, tamaño y luego las empresas contaban qué hacía con la ONG en cuestión, desde cuándo y por qué.

Mis impresiones: Existe  una concepción errónea del papel de las empresas en el desarrollo y con la sociedad toda. La participación o el involucrarse con una ONG, es considerado como una cuestión de filantropía y trabajo social. De las 6 empresas que participaron ninguna mencionó su deber y responsabilidad para con la sociedad por el uso y en muchos casos abusos de los recursos globales.

Las alianzas corporativas que se presentaron en este seminario, esto no quiere decir que todas sean así, fueron entre empresas cuya actividad comercial nada tiene que ver con la misión de la ONG, por ejemplo, un banco en  alianza con una ONG para la infancia. ¿No sería más correcto un Banco en alianza con una ONG de micro emprendimientos o micro-finanzas?

Se supone que estas alianzas  son una colaboración entre dos partes, empresas y ONG, sin embargo los proyectos que se llevan a cabo no son de colaboración, o sea, de trabajo con, sino que las empresas actúan como un intermediario entre la sociedad y la ONG, por ejemplo, una empresa de muebles vende ositos de peluche y dona ese dinero a una ONG para la infancia, por supuesto que existe un aporte por parte de la empresa pero éste es mínimo, la mayor parte viene del consumidor. Por otra parte, la ONG aprovecha la empresa para sumar apoyos a su causa.

A pesar de la insistencia en la pregunta, ninguna empresa mencionó cómo influyen estas alianzas en su cadena de valor y, en caso que haya, cuáles son los cambios profundos que identifican a partir de tales alianzas de colaboración.

Por último, lo que más me llamó la atención, es que ningún empresario/empleado presente, sabía cuánto dinero su empresa invertía en RSC, lo cual me parece muy extraño y hasta falso.

Mis propuestas: las empresas deben hacer alianzas de cooperación con ONG en los países en los que actúa y sobre temas/actividades que la empresa controla.

En este tipo de colaboración, la riqueza que aporta la ONG es el respeto y los medios para actuar de manera responsable, tanto con la comunidad como con el medio ambiente y demás stakeholders. Y la riqueza que aporta la empresa, es el modelo de negocio sostenible y la practicidad.

La empresa se sirve de la ONG para mejorar o mantener su buena imagen y la ONG se sirve de la empresa por los fondos que le aporta. Máxima sinceridad en las intenciones que no tienen por qué ser malas.

Finalmente y para ir cerrando el tema, deben exigirse, por ambas partes, máxima transparencia y profesionalidad.



lunes, 30 de enero de 2012

¿Es rentable invertir en RSC? Compruébelo usted mismo.

Desde un punto de vista teórico creo que ya está más que comprobado que sí es rentable invertir en RSC, hay muchísima y muy buena bibliografía al respecto, sin embargo desde un punto de vista práctico, la respuesta no es tan sencilla. En primera instancia hay que diferenciar las empresas de acuerdo a su tamaño y, me animo a decir que también de acuerdo a su actividad/sector y hasta país de actividad.


Sin embargo, y pasando por alto estos matices, quiero contarles sobre el ROI (Return on investments o Rendimiento o retorno sobre la inversión), un ratio financiero-empresarial que compara el beneficio o la utilidad obtenida en relación a una inversión realizada.

Rápidamente, este ratio mide la rentabilidad sobre los activos totales medios o lo que es lo mismo su capacidad para generar valor, permitiendo de esta manera apreciar la capacidad para obtener beneficio del activo total de la empresa y poniendo así en relación el beneficio con el tamaño de su balance.

Ya sabemos que el vínculo entre RSC y competitividad es actualmente objeto de estudio, considerado el punto clave que permitiría demostrar de un modo cuantitativo la incidencia y por tanto relevancia, de la RSC sobre la cuenta de resultados de una empresa. Si bien los estudios realizados hasta el momento no son capaces de cuantificar dicha relación, sí que han identificado el signo de dicha relación siendo esta de signo positivo, aunque por supuesto, se acepta el escepticismo en dicha respuesta, sobre todo, si usted es dueño de una PYME.

Volviendo a nuestro tema, la relación indirecta que existe entre la RSC y la competitividad y la complejidad que requiere la cuantificación de ciertos aspectos, como por ejemplo impactos sociales y ambientales, son dos obstáculos que no permiten obtener claramente el ROI de la RSC. En este sentido, destaco el proyecto europeo CSRIMPACT (www.csr-impact.eu), cuyo objetivo es desarrollar metodologías que permitan medir dicho retorno en términos cuantitativos, en el marco de un proyecto europeo de cuatro años de duración.

Ahora bien, uno podría realizar el siguiente razonamiento, si bien calcular el ROI de una acción de RSC o de la propia RSC, permite identificar la inversión realizada para lo cual no existen grandes dificultades, el problema se presenta a la hora de medir indicadores que no son 100 x 100 cuantificables como por ejemplo la satisfacción de las personas trabajadoras en términos económicos, por lo que el ROI no es un instrumento útil en su totalidad.

En parte puede ser cierto pero en parte, con un poco de ingenio y creatividad, sí que se puede medir el retorno de la inversión en RSC, en el caso que pusimos, una posibilidad sería la de valorar económicamente el absentismo, y por lo tanto obtener un indicador económico de la satisfacción de las personas trabajadoras.

Volviendo a la pregunta inicial, ¿es rentable invertir en RSC? que cada uno lo descubra

martes, 24 de enero de 2012

El caso Goldman Sachs, serenamente indignada.

Acabo de terminar la lectura de un libro que me ha dejado molesta, intranquila. Serenamente indignada, por utilizar la palabra de moda. Antes de nada, les aporto algunos datos sobre el mismo: se titula “el gobierno Goldman Sachs” y ha sido escrito por el periodista francéMarc Roche. En España lo ha publicado la editorial Ediciones Deusto, aunque también se puede encontrar a precios más asequibles navegando por la red.

La firma Goldman Sachs lleva más de 150 años moviendo las finanzas mundiales. En los últimos tiempos, desde el inicio de la crisis en 2007 y su agravamiento definitivo en 2008, con la caída de su principal competidor Leheman Brothers, el nombre de esta empresa de capital riesgo se ha visto asociada a las decisiones más polémicas de los gobiernos occidentales, de los que siguen siendo asesores. Algunos de sus altos ejecutivos han dado el salto a puestos de gran responsabilidad política y económica: presidente de la reserva federal de EEUU, director del BCE, presidentes y ministros de gobiernos europeos, etc. La tesis del libro, y empieza a ser una opinión ampliamente aceptada por la mayoría de analistas, es que la burbuja financiera y su posterior explosión que ha provocado esta recesión, fundamentalmente en Europa, se debe a un comportamiento voraz por parte de los responsables de las sociedades de inversión – GS a la cabeza, y sus altos ejecutivos al frente- que no encontró un freno regulatorio frente a la espiral alcista, inverosímil, que habían adquirido las bolsas occidentales.

Esta empresa, y otras, ganaron enormes cantidades de dinero. También sus directivos, gracias a la suicida política de bonus predominante. Las operaciones financieras tenían su base principalmente en bienes inmobiliarios – mercado esencialmente volátil-. En un momento dado se perdió de vista el sustento real de las operaciones financieras y se inició el inflado de la burbuja. Nadie lo paró hasta que comenzó a haber problemas de liquidez en los bancos y personas que no podían hacer frente a sus hipotecas. Todo el dinero que fluyó de la economía real a la bolsa fue a un agujero negro y lastró la inversión industrial, en infraestructuras, etc. Actividades estas mucho menos rentables que jugar en bolsa.

Me quedo con la sensación de que todos los avances que se han hecho en RSC en estos últimos años no sirven de nada si el sistema tiene una puerta trasera tan grande como esta, por donde se cuelan las peores prácticas, las decisiones más perjudiciales para la sociedad, sin que ningún órgano superior – judicial, político o económico- haya sabido, querido o podido regular esta deriva suicida. Si el presidente de la reserva federal americana resulta que no trabaja para el bien de su país sino para el de su antigua, y posiblemente futura, empresa, ¿qué hacemos?

El resultado ha sido un corte en las líneas de crédito a los verdaderos empresarios y a las familias, unos gastos inmensos por parte de los gobiernos para paliar los efectos de la recesión y rescatar a los bancos y, en definitiva, una recesión descomunal.

lunes, 23 de enero de 2012

Nota: ¿Hacia una cooperación empresarial para el desarrollo?

Miguel Romero y Pedro Ramiro*
Las escuelas de negocios y los think tanks empresariales lo han llamado de muchas maneras: “capitalismo creativo”, “globalización inteligente”, “capitalismo consciente”, “desarrollo global 2.0” [1]. Se trata de diferentes nombres con los que, tal y como se recoge en los manuales sobre “innovación social”, consolidar “la visión del mercado como solución, y no sólo como problema”, junto con “la percepción de la empresa como herramienta central de desarrollo, no como agente ajeno y quizás perjudicial” [2]. Y son también distintas formas de referirse a ese renovado esquema de hacer negocios que las grandes corporaciones están diseñando en la actualidad: “Un enfoque con el que los gobiernos, las empresas y las organizaciones sin ánimo de lucro trabajen conjuntamente para extender el alcance de las fuerzas del mercado”, resume Bill Gates [3].

 

Lo  que está en discusión, con todo ello, es el papel central que ha ido adquiriendo el “sector privado” –éste es el eufemismo más empleado en el lenguaje de la cooperación para hacer referencia, sobre todo, a las corporaciones transnacionales– como “agente de desarrollo” en las estrategias de la cooperación internacional. Y es que, según la concepción dominante en estas políticas, tendrán que ser los pilares fundamentales del mercado –empresa, competencia, crédito, riesgo– los que habrán de protagonizar la lucha contra la pobreza. Es la puesta en práctica del modelo que, hace ahora una década, Prahalad caracterizó como “capitalismo inclusivo”: “El compromiso activo de las empresas privadas con la base de la pirámide es un elemento esencial para la creación de un capitalismo incluyente en la medida en que la competencia del sector privado por dicho mercado fomenta la atención hacia los pobres como consumidores y crea opciones para ellos”. Y es también la visión que, en la actualidad, comparten las principales agencias de cooperación y organismos internacionales encargados de configurar la nueva arquitectura global de desarrollo: “Las agencias de asistencia han completado el círculo con su modo de pensar: de la asistencia centrada en grandes proyectos de infraestructura y gasto público en educación y salud, están también pasando a la creencia de que la vinculación con el sector privado es ingrediente esencial en el alivio de la pobreza” [4].

Las grandes empresas, ¿agentes de desarrollo?

“Las empresas forman parte del entorno, son un actor natural de desarrollo. Generan conocimiento técnico, riqueza económica, ocupación… Pero es muy necesario que allá donde actúen, lo hagan sumando sus actividades a las organizaciones que ya estén trabajando en la zona” [5]. Las palabras del director del programa Compromiso y Desarrollo de ONGAWA sirven como ejemplo de la visión que hoy predomina en las organizaciones no gubernamentales de desarrollo, que son el tercer vértice que falta para completar el triángulo del “capitalismo inclusivo”. De este modo, ya no se discute la centralidad de la empresa transnacional como eje fundamental de la actividad económica, puesto que se da por hecho que sirven para el “desarrollo”. Por ello, la mayoría de las propuestas de las ONGD no se orientan hacia el cuestionamiento de los impactos del modelo de desarrollo sino que, por el contrario, se encaminan en la línea de fortalecer las alianzas con el “sector privado”.

En realidad, la situación actual es el fruto de una década de trabajo de los lobbies empresariales para conseguir que en la agenda de la cooperación internacional se haya incorporado la idea del “potencial del empresariado al servicio de los pobres” [6]. Así, instituciones como Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al igual que muchas de las agencias de cooperación de los países centrales, han hecho suyo el discurso de los “negocios inclusivos” en “la base de la pirámide”. Y buena parte de las ONGD se han sumado a estos planteamientos.

Lejos quedan ya los debates acerca de la “solidaridad de mercado” y sobre la privatización de la cooperación al desarrollo que se produjeron en las organizaciones no gubernamentales a finales de los años noventa [7]. Ahora, en buena parte del mundo de la cooperación se reclama que hay que dejar atrás “viejos prejuicios” y visiones “demasiado ideologizadas” para poder avanzar hacia una cooperación “moderna”: “Adaptemos la agenda, y aprovechemos la oportunidad para avanzar en temas que son relevantes para el desarrollo e interesan particularmente a los gobiernos conservadores, como el rol del sector privado en el desarrollo”, decía la que exdirectora de campañas de Intermón Oxfam al día siguiente de la victoria del Partido Popular en las elecciones generales de 2011 [8]. Es, en fin, una adaptación pragmática a los profundos cambios que se están dando en un sector, el de la cooperación para el desarrollo, que ya nunca volverá a ser el mismo.

Poco parece importar, en esas instancias, el trabajo que se ha venido llevando a cabo desde ciertos sectores de la academia, los centros de estudios y las organizaciones no gubernamentales para documentar las “promesas incumplidas” de las reformas neoliberales y el fracaso de un modelo de desarrollo que a quien realmente ha beneficiado ha sido a los directivos y accionistas de las grandes empresas, sin olvidar a todos esos políticos y empresarios que han atravesado una y otra vez las “puertas giratorias” que interconectan el sector público y el privado. En el caso de las multinacionales españolas, por ejemplo, las investigaciones que han venido realizando distintos observatorios, ONGD y redes de solidaridad [9] han servido para documentar decenas de casos que cuestionan las bondades de esta “vía empresarial hacia el desarrollo” y que son, según el Tribunal Permanente de los Pueblos, “la expresión (a través de un espectro muy amplio de violaciones, de responsabilidades, de imputabilidades) de una situación caracterizada por la sistematicidad de las prácticas que prueban el papel tanto de las transnacionales europeas como de la Unión Europea y de los Estados de América Latina” [10].

“Lamentablemente, estas instituciones y sus publicaciones no hacen análisis integrales de la contribución de estas empresas al desarrollo económico de los países, se limitan a puntualizar las faltas, algunas exageradas, sin mencionar los aspectos positivos”, argumenta por su parte uno de los mayores expertos oficiales en Responsabilidad Social Corporativa [11]. Así, las que han demostrado ser “prácticas sistemáticas” de las grandes corporaciones se convierten, una vez que han pasado por el tamiz de la RSC, en aislados ejemplos de “malas prácticas” de sólo algunas empresas. En el mismo sentido, diversas instituciones académicas y empresariales están haciendo esfuerzos para demostrar “científicamente” la contribución positiva de la inversión extranjera directa, los “negocios inclusivos”, la cooperación financiera y las alianzas público-privadas para el logro de los “objetivos de desarrollo”: “Existen sinergias entre los objetivos comerciales y de desarrollo, en el entendimiento de que la apertura de nuevos mercados y posibilidades de negocio es compatible con la expansión de las oportunidades de los colectivos en situación de pobreza y la provisión de beneficios a estos” [12]. Cualquier cosa parece valer con tal de no cuestionar las raíces de un modelo que, estructuralmente, necesita que existan las desigualdades y las diferencias entre clases sociales para poder continuar con su lógica de “acumulación por desposesión”.

RSC y cooperación, condenadas a entenderse

“Las empresas han hecho un ejercicio interesante y responsable. Se han ido creyendo la RSC”, afirma la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, y es por eso por lo que “tenemos que asociar al sector privado en nuestras actuaciones” [13]]. Esto es, de hecho, lo que ya venían reclamando las compañías multinacionales hace tiempo: la Fundación Carolina –institución que en sí misma es uno de los ejemplos más “fructíferos” de alianzas públicoprivadas en el Estado español–, por ejemplo, decía cuatro años atrás que “el auge de la Responsabilidad Social Empresarial en España y la voluntad de empresas españolas de incorporarla en su gestión sugiere que la agencia de cooperación podría vincular las iniciativas de RSE en países estratégicos y trabajar conjuntamente con las empresas españolas para lograr objetivos de desarrollo comunes” [14]. Y desde entonces no han dejado de crecer las voces que demandan una mayor participación de las grandes compañías en las directrices de la cooperación.

A principios de 2010, por poner otro ejemplo, la Comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado recomendaba avanzar en el nexo entre la cooperación al desarrollo y el sector privado: “Algunas empresas reclaman una mayor participación en los programas y fondos de la cooperación española. Aluden a la compatibilidad entre los intereses empresariales y los de la cooperación al desarrollo”, decía la comisión en su ponencia final, incidiendo en que se habrían de “crear vínculos entre la RSC y la cooperación al desarrollo de cara al desarrollo de sinergias entre ambos campos”. Y en diferentes estudios académicos se ha llegado a conclusiones parecidas: “La RSC es a las empresas lo que la cooperación internacional para el desarrollo es a los gobiernos. La primera, como estrategia empresarial, y la segunda, como política pública concertada, están destinadas a entenderse”, escribe el director de la Cátedra de Cooperación de la Universidad de Cantabria [15].

Con todo ello, el paradigma de la “empresa responsable” se configura como la llave que está permitiendo abrir, esta vez parece que de forma definitiva, la puerta del mundo de la cooperación a las grandes corporaciones. No es que antes las empresas no participaran en la cooperación al desarrollo: existen instrumentos para la internacionalización de las compañías españolas con cargo a los fondos de cooperación –es el caso de los créditos otorgados en las últimas décadas a través del Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD), recientemente reformado)– hace treinta años. Pero a ellos ahora se le suman otros mecanismos como las alianzas público-privadas, que según el actual Plan Director son “una vía de incentivación del crecimiento económico para la reducción de la pobreza”. Y, además, la AECID ha previsto distintas vías para la financiación de las asociaciones con el sector privado: desde los instrumentos tradicionales –subvenciones a ONGD a través de convenios y proyectos; subvenciones de Estado bilaterales o multilaterales– a otras herramientas innovadoras, como el FONPRODE.

Incluso, se ha abierto por primera vez una línea de financiación especí- fica para la “cooperación empresarial al desarrollo”: “El sector privado empresarial tiene mucho que aportar a la generación de desarrollo tanto a través de la creación de riqueza sostenida e inclusiva y empleo digno como a través de una serie de acciones paralelas, de tipo empresarial o no, que tienen por finalidad la mejora del entorno y del bienestar de las poblaciones », se decía en la convocatoria que salió publicada antes del pasado verano para que se presentaran empresas y fundaciones empresariales. Por cierto, acaba de salir la resolución de esta convocatoria, y uno de los proyectos subvencionados ha sido nada menos que el de la Fundación Repsol YPF en Ecuador [16].

En tiempos de crisis, “coherencia de políticas”

En el marco de la crisis financiera global, la evolución de las prioridades estratégicas de la cooperación al desarrollo se acelera aún con más fuerza. Y es que, en épocas de recesión, si hacemos caso al presidente de La Caixa “la única solución posible para superar la crisis y volver a crear puestos de trabajo es recuperar el crecimiento económico”, y para eso “debemos buscar nuevas fuentes de ingresos”, “diseñar nuevos productos y abrir nuevos mercados” [17]. Para la patronal la consigna está muy clara: hay que extender los negocios de las multinacionales españolas a nuevos segmentos de mercado para así poder continuar aumentando los beneficios de forma sostenida. Y, según la doctrina económica al uso, eso será bueno para nuestro país porque el PIB crecerá y, con ello, mejorarán todos los indicadores socioeconómicos: “La internacionalización de las empresas españolas es clave en la recuperación de la economía”, concluye el secretario de Estado de Comercio Exterior [18]. No parece, en fin, darse por enterado de casos como el de Telefónica, que en el mismo año en que, gracias a sus actividades en el extranjero, ha batido el récord histórico de beneficios obtenidos por las empresas españolas, ha puesto en marcha un ERE que afecta a uno de cada cinco de sus trabajadores en España.

En cualquier caso, alineando las políticas de cooperación con las reformas económicas y los ajustes estructurales, la Dirección General de Planificación y Evaluación de Políticas de Desarrollo (DGPOLDE) ya ha marcado la senda a seguir en los próximos años: en su documento Crecimiento económico y promoción del tejido empresarial (2010) se traza esta estrategia, que “representa una oportunidad para integrar de una manera más activa y protagonista al sector privado en las acciones de cooperación para el desarrollo, poniendo de relieve su papel como actor de desarrollo”. En el mismo sentido, la AECID ha incluido este año entre sus prioridades de atención sectorial la del “crecimiento económico para la reducción de la pobreza”.

“Lo público tiene que saber dar un paso inteligente hacia atrás para que ese espacio lo ocupe lo privado”, proclama Alberto Ruiz-Gallardón. En un contexto en el que se promueven los recortes sociales y se limita el acceso a los recursos públicos, “nos queda, pues, la inversión de capital privado como principal recurso”, dice el presidente de Acciona: “Sentar las bases que incentiven la inversión privada debería ser, por tanto, la siguiente prioridad de los poderes públicos” [19]. “Se trata, desde luego, de medidas y cambios profundos y difíciles, pero absolutamente imprescindibles”, remata el presidente del BBVA, “si lo hacemos así, la crisis acabará convirtiéndose en una gran oportunidad de futuro” [20].

Hace ya tiempo que en las ONGD se viene hablando de la necesidad de que, desde los poderes públicos, se asuma la “coherencia de políticas para el desarrollo”: según la AECID, ésta “es el principio por el cual todas las políticas de la acción exterior de un país que afectan a países en desarrollo contribuyen al logro de los objetivos de desarrollo y en ningún caso dificultan el logro de los mismos. En otras palabras, se trata de alinear las iniciativas políticas en distintas áreas (comercio, exterior, defensa, inmigración, etc.) para mejorar sus efectos sobre el desarrollo”. Es decir, que habría que pedir que, en coherencia con lo que sería el significado del “desarrollo humano” y “sostenible”, se priorizasen los derechos humanos frente a los criterios de “los mercados”. Y ello vendría a suponer, sin ir más lejos, que se dejasen de hacer negocios y operaciones comerciales con países o empresas denunciados por sus impactos socioambientales.

Pues bien, esa interpretación puede darse ya por amortizada. Porque, utilizando ese mismo concepto pero dándole la vuelta y poniendo el foco en el fomento del crecimiento, ahora sí que tenemos ante nuestros ojos la verdadera “coherencia de políticas”: integrar a las grandes empresas en el sistema de cooperación para apoyarlas en una expansión global que, a su vez, es lo que traerá el “desarrollo”. Pero, parece obvio preguntárselo, ¿para quién?

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*Miguel Romero es editor de Viento Sur, y Pedro Ramiro es investigador del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad.

Este artículo ha sido publicado en el nº 49 de Pueblos - Revista de Información y Debate, especial diciembre 2011

Fuente: http://www.revistapueblos.org

miércoles, 18 de enero de 2012

Nota: ¿América Latina lidera el camino en la creación de Valor Compartido?

¿América Latina lidera el Valor Compartido?  No, yo no escribiría tal cosa. Porque no sería verdad y porque América Latina sabe poco lo que es el VC.

Pero aunque usted no lo crea, es el título de un artículo publicado en los blogs de The Guardian (periódico británico, muy reputado por su cobertura de temas de sostenibilidad) escrito por Dane Smith de la consultora FSG, de Porter y Kamer. Pueden leer el articulo original sobre Valor Compartido en el Harvard Business Review de enero 2011 y la primera de mis cuatro reacciones al artículo durante 2011 en Si no está roto no lo arregles: Porter y Kramer sobre RSE.

No, no tengo obsesión con Proter y Kramer y su VC, pero sí creo que le están haciendo un daño mas que un bien al movimiento de la RSE sobre todo en países donde el esquema no está tan desarrollado como lo está en partes de Europa, Estado Unidos o Canadá, donde por lo menos las grandes empresas pueden entender que es lo mismo que la RSE o Sostenibilidad pero con diferente vestido.

¿Porque le hacen un daño?   Porque cada introducción de lo que parece un concepto nuevo en temas de responsabilidad es un fuerte respaldo a los que alegan que estos temas son una moda. Afortunadamente habíamos superado este gran escollo.  No lo pongamos de nuevo.

Ya se oye: “Lo ves, cambian de idea cada día para estar a la moda, como Zara cambia de modelos cada semana.  ¡No es duradero, es una moda!”  Lo he podido constatar en diferentes foros donde oigo las palabras “Valor Compartido” en quienes quieren mostrar que están al día, pero que no habían entendido RSE ni entienden VC.  Como cuando vas a una fiesta y alguien se pone a hablar de vino y otro dice “es que el Chateau Montchenot es mejor que el Chateau Lafite”, y no los ha probado o solo ha probado una botella de uno de los dos ¡Pero parece un connoisseur!

Mientras la RSE se está consolidando en América Latina, no necesitamos conceptos aparentemente “nuevos” que son inclusive menos prácticos de implementar que el concepto mas amplio de la RSE (próximamente publicaré un artículo comparando la practicidad de ambos puntos de vista)

El artículo lo escribe el autor después de un viaje para promover el VC en México, Brasil y Perú, donde han descubierto la América y han descubierto que en América Latina hay empresas con responsabilidad corporativa, con preocupación por prácticas responsables.  Y quieren montarse en el vagón en marcha y vender consultoría en VC.

¿Su ejemplo estrella de Valor Compartido en América Latina?: Patrimonio Hoy de CEMEX. Sin quitarle ningún mérito a la iniciativa, ésta data del 1998,  13 años antes de la invención del VC y ha venido siendo promovida como parte de la inversión social de CEMEX, como parte de su responsabilidad social, como parte de su sostenibilidad y ahora se la apropian para ilustrar el VC.

No es de extrañar si estamos confundidos.  Hace muchos años esto se llamaba un “gana-gana”, ahora habrá que llamarlo VC.

El ejemplo del Brasil es Native, una empresa que se dedica a la refinación de azúcar y producción de bioetanol (dice que es la mayor del mundo).  La empresa ha promovido la educación entre los cortadores de caña, llegando a poner a algunos a trabajar en los laboratorios.  También ha promovido la Investigación y Desarrollo.  No conozco a la empresa, pero parecen buenas estrategias empresariales, normales en una empresa responsable.

El ejemplo de Perú es Alicorp, una empresa de productos para el consumo como aceite, pasta, harina, etc.  El programa que destacan de VC es en el fortalecimiento de la cadena de valor a través del  entrenamiento de más de siete mil panaderos, que produciendo mejor pan y pastas, consumirán mas harina.

Concluye el artículo diciendo que “Las empresas que no tengan una estrategia de VC se arriesgan a pender grandes oportunidades de negocio y caer en posiciones de desventaja, que serán muy difícil de revertir”.

¿Son estas unas innovaciones que requieren un concepto diferente?

En este mismo contexto, leía el último número de la revista Corporate Citizenship del Center for Corporate Citizenship, CC, del Boston College, que tiene tal lucha por imponer su concepto de CC, que nunca mencionan RSE.  Comenzaba un artículo en la revista con “Al tomar un enfoque de valor compartido en su ciudadanía corporativa”. ¡Es que hay que estar en la moda!

De la misma manera, en todo el artículo que comentamos no se mencionan las palabras sostenibilidad ni responsabilidad social corporativa.  ¿Es que son palabras obscenas o es que no conocen estos conceptos? ¿O no son relevantes?

¡No ayudemos a que nos acusen de promover estrategias frívolas, que pasan de moda!

Antonio Vives es Director de Cumpetere, Profesor consultor de la Universidad de Stanford, ex Gerente de Desarrollo Sostenible del Banco Interamericano de Desarrollo y creador de las Conferencias Interamericanas sobre Responsabilidad Social de la Empresa.

Fuente:http://www.rsevenezuela.com

Nota: La RSE y la evaluación de impacto

Cualquier proceso de desarrollo sostenible necesita la adecuada implementación de proyectos sociales que vienen tanto de la iniciativa pública como privada y con la participación de la población. Estos proyectos deben contemplar dos aspectos principales: el diseño y la evaluación. Por el lado del diseño, los proyectos deben tener objetivos claros y definidos, tanto en términos de población participante en estos como determinados indicadores de interés, llámese nivel de pobreza, ingresos, nutrición, etc., sobre los cuales se quiere tener incidencia en la población seleccionada. Y por otro lado, la evaluación consiste en poder medir la diferencia entre la situación inicial y final de la población objetivo durante el periodo de intervención del proyecto y sobre todo que pueda ser atribuible exclusivamente al mismo. Esta situación inicial y final de la población es medida en términos del valor del indicador cuantificable sobre el cual se buscaba tener incidencia.

En los últimos años desde las políticas públicas se han llevado a cabo esfuerzos importantes para la creación y puesta en marcha de diversos programas sociales, los cuales incorporan el diseño y la evaluación de los mismos. Estos esfuerzos hacen posible conocer los logros que tienen dichos proyectos en cuanto a la calidad de la focalización y a los niveles de incidencia sobre los indicadores objetivo. De esta manera, es posible ajustar –de ser necesario– la estructura del proyecto hasta conseguir los resultados deseados sobre el desarrollo sostenible de la población objetivo. Sin embargo, desde el lado de las empresas privadas estos esfuerzos por el desarrollo de proyectos sociales que provienen de las estrategias de responsabilidad social empresarial (RSE) muchas veces no realizan ni el diseño ni la evaluación adecuada de los proyectos sociales que llevan a cabo, y esto puede responder a una visión de desarrollo que no comprende el concepto de sostenibilidad. También existen empresas privadas que orientan sus proyectos de acuerdo a una visión de desarrollo sostenible, las cuales son contadas excepciones a la regla, aunque esto principalmente responde a la exigencia de la ley.

Así, es necesario que el sector privado desarrolle sus proyectos sociales con una visión de más largo plazo que busque tener efecto sobre los indicadores clave en el desarrollo de la población y además involucre metodologías de evaluación de impacto para poder saber cuál es la incidencia de sus proyectos o programas.


Raphael Saldaña P.- Analista Económico Macroconsult

Fuente: http://gestion.pe

martes, 17 de enero de 2012

Nota: Inditex, Mercadona y El Corte Inglés, retailers más valorados


El grupo que preside Amancio Ortega, en cuarta posición como estrategia de empresa en el Estudio KAR 2011 de Ipsos



La Caixa, Google, Apple y Mercadona se posicionan como las empresas españolas más preocupadas por la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Por su parte Telefónica, Banco de Santander, BBV y el Grupo Inditex se posicionan en los primeros lugares en estrategia de empresa. Son algunos de los datos de la segunda oleada del estudio Kar 2011 (Key Audience Research)

Analistas, académicos, políticos y periodistas participaron en el pasado mes de noviembre en la segunda oleada del Estudio Kar 2011 que realiza Ipsos primera compañía de investigación de mercado en España basada en encuesta.

RSC.ASIGNATURA PENDIENTE

Casi tres de cada diez periodistas encuestados por IPSOS para la segunda oleada del Estudio KAR 2011 (Key Audience Research) consideran una vez más a La Caixa (CaixaBank) como la empresa más reconocida por sus políticas de Responsabilidad Social Corporativa. Tres puntos por debajo (24%) se sitúan Apple, Google y Mercadona; seguidas de Caja Madrid-Bankia y Telefónica destacadas por un 20% de encuestados. Sin embargo, el estudio manifiesta que la Responsabilidad Social Corporativa continúa siendo la gran olvidada por las empresas españolas, porque la ven como una parte de la “estrategia de marketing”

Los resultados, presentados esta mañana, ofrecen una visión comparada sobre la situación económica española y de sus principales empresas así como anticipar tendencias. En esta ocasión, los participantes han vuelto a situar a La Caixa como la entidad que más se preocupa pòr sus programas en beneficio de la sociedad.

Aun así, la mayoría de los participantes de esta segunda oleada del estudio KAR han vuelto a señalar que los impulsos por promover la responsabilidad social de la empresa ha tenido un impacto mínimo en el modo en que la mayoría opera en el día a día, y diagnostican que debería haber una legislación más amplia y estricta para que las compañías se comportaran de modo más responsable.

Al preguntarles cuáles son los aspectos que inciden en ese “descuido” de la RSC por parte de las empresas, un 20% responde que “la RSC es vista como una estrategia de marketing”. Otros de los motivos esgrimidos por los encuestados son por una débil estrategia de comunicación (17%), porque debido a la crisis ha pasado a un segundo plano (12%), la falta de compromiso de la compañía (11%) o simplemente, porque no resulta rentable (6%).

Norman Kurtis, CEO de Ipsos España considera que una vez más la Responsabilidad Social Corporativa “continúa siendo una asignatura pendiente para el panorama empresarial español “ como muestra la opinión negativa de la mayoría de encuestados que “consideran que las empresas no prestan suficiente atención a esta materia: el 73% de los periodistas, el 72% de los académicos, el 60% de los directivos, el 55% de los políticos y el 48% de los analistas”.

TELEFÓNICA, LA MÁS ESTRATÉGICA

En el apartado de Estrategia de Empresa, uno de cada tres participantes (72 %) en la Encuesta de Ipsos consideran a Telefónica como la compañía más estratégica para la economía española. La compañía presidida por César Alierta supera a las dos entidades financieras que la acompañan en el ranking, Grupo Santander (67%) y BBVA (50%), aunque el conglomerado textil Inditex (50%) comparte esta tercera posición. Tras ellas, se sitúan Repsol (47%) e Iberdrola (41%).

Telefónica vuelve a repetir como la compañía nacional con mayor proyección internacional: el 69% de los encuestados la señalan como la firma española que mayor presencia tiene en todos los continentes, superando al Grupo Santander (57%), a Inditex y al BBVA (53%).

Además, para el 75% de los participantes, los resultados financieros son el factor más relevante a la hora de valorar una empresa, junto con el trato a los empleados (74%) y la calidad de los productos y servicios (73%). Precisamente en este último apartado, es Google la firma cuyos productos y servicios obtienen una mayor valoración por parte de los participantes (67%), que también reconocen la calidad de los productos de El Corte Inglés (56%), Apple (54%) y Mercadona (48%). Google se sitúa además como la firma que goza de una mayor favorabilidad entre los encuestados (62%), seguida por Apple (52%) y Mercadona e Inditex (49%).

Desde el año 2007, el Estudio KAR pulsa la situación económica y mide la Reputación Corporativa de las principales empresas del país, tanto las incluidas en el IBEX 35 como otras representativas de muchos y diversos sectores relevantes para la economía española. Como en ediciones anteriores, esta 2ª oleada del Estudio KAR, en 2011, ha contado con la participación de analistas, políticos, académicos, periodistas y líderes empresariales. En total, más de 250 personas han respondido a la encuesta en esta ocasión

Fuente: http://www.distribucionactualidad.com

lunes, 16 de enero de 2012

La RSC en Amércia Latina (1ª parte)

Acabo de terminar de leer El estado de la responsabilidad social empresarial en América Latina 2011, un informe de 86 páginas elaborado por Red Forum Empresa que describe cualitativamente las percepciones de consumidores y ejecutivos de empresas sobre el estado de la Responsabilidad Social en la región.

Indudablemente, la RSC es una tendencia que toma cada vez más fuerza en América Latina, según dicho informe se ha comprobado un incremento en el número de empresas que elaboran informes de sostenibilidad. Hay una gran diversidad de comprensiones sobre el alcance del tema, pero la responsabilidad de la empresa frente la sociedad es un tema que aparece con frecuencia en el lenguaje de los empresarios y en la agenda de la sociedad. Sin embargo, las iniciativas que promueven el tema son primordialmente voluntarias, y no hay muchos indicios de que las consideraciones sobre la RSC hagan parte de la agenda estratégica de un número significativos de las empresas que operan en América Latina.

Dado que la comprensión moderna de la RSC tiene su origen en Europa y los EEUU, la agenda no incluye aún los temas de interés local. Por ejemplo, el respeto por las comunidades indígenas no tiene la prioridad que en realidad representan en la región. Probablemente, la consolidación de una masa crítica de empresas trabajando en el tema ayude a que las empresas y organizaciones de la región propongan una agenda que refleje el énfasis de las necesidades de  América Latina. Tampoco olvidemos el problema del doble estándar, esto es, la utilización por parte de estas corporaciones (multinacionales) de normas y procedimientos diferentes, de acuerdo al país o región en donde se encuentren operando. Esta práctica de doble estándar es muy común, sobre todo, en el sector textil, igualmente, exigen un post aparte que haré en breve.

Volviendo al tema, personalmente, lo que espero por parte de las empresas de la región, un esfuerzo serio para reconocer sus efectos sobre las personas y sus impactos sobre el medio ambiente, e identificar las acciones necesarias para maximizar las que sean positivas y evitar las negativas. En este proceso será indispensable consultar a sus públicos interesados, establecer relaciones de beneficio mutuo, y cumplir sus compromisos. Y finalmente, espero para este año ver un aumento significativo de los reportes públicos de los impactos sociales, ambientales y económicos de la acción de las empresas, que junto con la información adecuada sobre sus resultados financieros, nos permita seguir y evaluar su desempeño.

Está claro que las empresas que cumplan la ley y se comprometan a manejar adecuadamente sus impactos sobre las personas y el ambiente serían el mejor aporte a la sostenibilidad de las sociedades latinoamericanas, además ayuda a mejorar y fortalecer la reputación y eso significa más ventas, más consumidores.